La música es un lenguaje universal. Todos nosotros escuchamos músicas de diferentes lugares del mundo. Sin dudas, la música nos une. Muchos estudios afirman que es importante que las mujeres embarazadas pongan música para su futuro hijo ya que el primer órgano sensorial con desarrollo intrauterino es el oído.
A través de la música se estimula nuestra capacidad de atención, imaginación. Además ejercitamos la memoria sin darnos cuenta. La música atenúa el estrés, disminuye la ansiedad, el dolor y es capaz de mejorar los estados anímicos. Por todos estos beneficios, se afirma que hay un vínculo directo entre la música y la salud cardiovascular.
Cuando tocamos un instrumento ampliamos aún más todos los beneficios: mejoramos las habilidades cognitivas y del lenguaje, comprendemos y trabajamos con la paciencia y desarrollamos nuestras capacidades motoras gruesas y finas y es un aprendizaje continuo.
Tocar un instrumento nos ayuda a ser más metódicos, con capacidad para planificar las tareas y capacidad de atención. Es un medio de expresión, por el que no solo conectamos con nuestros sentimientos sino también con un exterior empático que nos ayuda a asumir riesgos, vencer miedos, dándonos seguridad y confianza en nosotros mismos.
Nos da la posibilidad de trabajar en equipo, ya sea en una orquesta o en un grupo, mejorando así nuestra práctica, disciplina y nuestro oído.
Los niños experimentan todo el tiempo con los ruidos, sin diferenciar de ellos las melodías, pero a medida que van creciendo empiezan a mostrar más atracción por la música. Es importante que sin forzarlos, cuando empiezan a mostrarse más sensibles por la música darles el espacio para que puedan experimentar en ella.
Esto puede hacerse desde casa, o con la guía de profesores de música experimentados en el trabajo con niños.
Diviértete, aprende, y canaliza tus emociones a través de la música.
¡Es un camino hermoso del que nunca querrás salir!